Se considera el comienzo de su vida pública se inicia en 1826 como diputado en la Legislatura Provincial, la que llegó a presidir, aunque se sabe de participaciones anteriores luego de la caída del Supremo Entrerriano, en 1821, comenzando así un trayecto de casi 50 años, ya que muere en 1870 siendo gobernador de Entre Ríos. En 1842 comienza su actuación como gobernador, momento en que su figura empieza a gravitar.
En 10 años desde entonces realizó una labor extraordinaria en todos los aspectos pese a que vivió montado en su caballo de guerra gran parte de ese período. Supo preparar un gran ejército , disciplinado y poderoso, y adquirió ante él mucho ascendiente. Ya meditaba que le sería necesario para cumplir el alto propósito de organizar el país con el basamento estable de las leyes que debían contener el principio de autonomía de las provincias.
Así lo señalaba la trayectoria histórica desde la época de Artigas primero y Ramírez después. Quiso iniciar la cruzada redentora al lado de Corrientes ya en el año 1846, que no pudo concretar en ese momento, pero ello no significaría nada más que una postergación que serviría para robustecer su anhelo y preparar mejor el programa. Lo que hizo en Entre Ríos en ese lapso de diez años desde 1842, es la gestación de las grandes realizaciones que ya tenía en perspectiva.
La obra cultural que realizó, corre pareja con la organización militar. Fundó escuelas en todos los pueblos y en la campaña, personalmente se ocupó de los detalles de su funcionamiento y en el progreso de los alumnos, incluso pasando largas vigilias revisando los cuadernos de algunos de ellos. Buscó afanosamente maestros, captó la necesidad de éstos e intentó en dos oportunidades funda escuelas normales, y cuando estaba a punto de lograrlo, lo sorprendió la muerte.
Fundó un gran Colegio de trascendencia universitaria, de enorme influencia en el ámbito nacional e internacional y lo siguió paso a paso, desde los detalles de ingreso de los alumnos, la calidad del personal, las múltiples necesidades que se le presentaron, de la apertura y clausura de clases, de los exámenes, las comodidades, la higiene y todo aquello que surgía como consecuencia de la vida en común de trescientos escolares. Hubo desde el comienzo del funcionamiento del Histórico Colegio del Uruguay un anhelo: que a sus aulas acudieran jóvenes de todas las latitudes argentinas, lo que está ligado con el gran propósito de la organización nacional. Es decir que Urquiza preparó fuerza y conciencia para el gran momento ilustrando a los jóvenes de todo el país para que interpretasen, en su momento, la nueva situación. Este momento llega en 1851, cuando se pronuncia contra Rosas.
Desde el Palacio de san José sale en la madrugada del 1º de Mayo de ese año al frente de sus hombres para proclamar su ansiedad y su propósito de constituir legalmente el país, lo que hace en la ciudad de Concepción del Uruguay, frente a la pirámide que recuerda al otro entrerriano que treinta había tenido la misma inquietud
(copia exacta de la cara de Jose De Urquiza despues de que lo asesinaron.)
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